Se trata de otra de esas recetas fáciles de hacer y que os harán quedar como auténticos cocinillas con un esfuerzo mínimo: Pollo a la sal.
Había visto la receta hacía unas semanas en el twitter del RestauranteEtxanobe y el otro día vi la oportunidad de lucirme con ella y como el resultado no fue nada malo, aquí os la traigo para que os luzcáis también vosotros :-D
¿Empezamos?
Básicamente la técnica de esta receta es similar a la que se
emplea para preparar los pescados (lubina a la sal, dorada a la sal…). Lo que
me sorprendió es que se propusiera para hacer pollo, algo que nunca se me
hubiese ocurrido. En mi caso como solo éramos dos a comer, en lugar de “pollo a
la sal” hice dos “muslos de pollo a la sal” jajaja pero vamos, la idea es la
misma:
Primero prepararemos un mejunje (aka ajilimójili) con el que
embadurnaremos el pollo. Aquí os podéis sentir libres de echarle lo que
queráis. Basandome en la receta original que proponían desde Etxanobe mezclé en un
cuenquito los siguientes ingrediente: aceite, albahaca, zumo de limón, pimienta
y mostaza… pero vamos, que podéis echar los aromáticos que más os gusten.
Después, untamos el pollo con esta mezcla (¡por favor, daos
el gustazo de hacerlo directamente con las manos!) y lo dejamos un rato reposar
para que se adhiera bien la salsa y penetre en el pollo (yo le hice unos
agujeritos con un palillo).
Mientras tanto, ponéis en un bol grande un kilo de sal gorda
y una clara de huevo y le damos vueltas hasta que coja una consistencia como de
arena húmeda de playa. De nuevo os recomiendo remover con las manos bien
limpias. Eso sí, no cometáis el error que cometí yo de chuparos los dedos al
terminar jajaja. Otro consejo es que no escatiméis con la sal, que un kilo cuesta
20 céntimos y no es cuestión de quedarse cortos y que luego no podamos cubrir
bien el pollo.
Bien, llega el momento del montaje. Sobre una bandeja de
horno, ponemos un poco de la mezcla de sal que hemos hecho, colocamos encima el
pollo y cubrimos bien con el resto de la mezcla de sal, apretando para que
quede bien sellado.
Metemos al horno previamente caliente a 180ºC y calculamos
45 minutos para un pollo “normal”. Pasados esos minutos, sacamos del horno y veremos
que la sal se ha compactado formando una especie de costra bastante dura.
Rompemos la costra con una cuchara y retiramos bien toda la sal que se haya
podido soltar de la costra. ¡Y ya está!
El punto que coge el pollo es sorprendentemente jugoso y en
su punto de sal, ya que mágicamente admite solamente la cantidad de sal que
necesita. Como veis es una receta muy fácil de preparar que os permite además
hacerla con antelación y disfrutar con vuestros invitados sin tener que estar yendo
y viniendo a la cocina.
¡Eso es todo y ya sabéis que si os animáis a hacer la receta
espero aquí vuestros comentarios!
Mi recomendación es que si queréis sorprender a vuestros
invitados les llevéis la bandeja de horno directamente a la mesa sin decirles
lo que es… ¡seguro que os quedáis con más de uno!
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