El Museo del Vino está situado en el barrio bilbaíno de Abando, concretamente en la recientemente peatonalizada calle Ledesma. Es un local que pasa desapercibido, con una chapita muy discreta en la puerta... tan discreta, que a veces cuesta no pasarlo de largo aun yendo expresamente a él.
Se trata de un local diferente. Solamente se sirve vino, no hay cerveza, refrescos, cafés ni nad aparecido. Solo vino, mucho vino. En el interior, generalmente puedes encontrar grupos de aficionados al vino degustando alguna botella en la barra que se encuentra junto a la puerta.
Más al fondo, un total de unas 10 mesas en las que disfrutar de la cocina del "museo". Las mesas son de madera, con bancos corridos. La decoración esta conformada casi en exclusiva por botellas de vino por todos lados.
La carta es bastante escueta en cuanto a comida de refiere... y es que si bien tiene varias hojas, tan solo una está dedicada a platos... mientras que el resto, están dedicadas a albergar la extensísima oferta de vinos que posee el local.
En cuanto nos acomodamos y el camarero nos dió la carta, le dijimos que no necesitabamos mirarla. Y es que ya sabíamos lo que queríamos... prácticamente de memoria... la tradición marcaba el menú, y si hasta ahora había funcionado bien, no ibamos a ser nosotros los que lo cambiasemos.
- Para compartir... el jamón, los espárragos y la ensalada de tomate y ventresca. Y despues pasamos a la chuleta. Y para beber, Campillo, una magnum.
Lo primero que nos trajeron es el vino. Me encanta el ritual que acompaña a la apertura del vino, siempre que vamos con alguien nuevo le llama mucho la atención. El camarero abre la botella, sirve un poco en una copa, lo agita, y lo va pasando de copa en copa, para por último, desecharlo. "Envinar las copas" se llama el proceso.
Los entrantes son sencillos, como todos los platos del Museo del Vino. El éxito se basa al 100% en la materia prima. El jamón, de jabugo pata negra, cortado a cuchillo en el momento. Los espárragos, extra gruesos de categoría superior con vinagreta. El tomate, de caserío, perfecto y la ventresca, exquisita.
Pese a la calidad de los entrantes, la estrella del menú es el chuletón. No diré que es el mejor de Bilbao porque sería demasiado atrevido... pero si que me atreveré a decir que es uno de los mejores... y tal vez el mejor que yo haya probado. Se presenta cortado en secciones y en un plato caliente. Nos lo acompañaron con un plato de pimientos rojos.
Para el postre podemos elegir... o bien una ración de queso curado, o bien NADA jajaja. Esto que en cualquier sitio sería un terrible handicap, en el museo del vino se convierte sencillamente en otro de los encantos del local.
El precio, con estos tres entrantes, dos chuletas (aprox, 1 kilo cada una) y botella de campillo magnum ronda los 45€ por persona.
El Museo del Vino es, en defintiva, diferente, para amantes de la carne, del producto de calidad y del buen vino. Si algún día tenéis la oportunidad de dejaros caer por allí (solo atienden entre semana), no la dejéis pasar.
MUSEO DEL VINO
- Dirección: C/ Ledesma, 10 48001 Bilbao
- Teléfono: 944 247 216
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3 comentarios:
Comparto contigo que el museo del Vino de Bilbao es una visita obligada para los amantes del vino, dentro del contexto enológico, cerca tenéis el Bitoque, incluso el Old Shanghai que cuenta con una de las mayores cartas de vinos que podréis encontrar por la zona.
Con tu permiso paso el apunte a www.clubdelvinocastrourdiales.org
Gracias por el apunte !!!
Gracias Jorge! Conozco el Old Shangai, pero desconocía que tuviese tantas referencias de vino como comentas.
A ver si vuelvo y hago una pequeña crónica... tienen el mejor curry Tailandes que he probado en España.
En cuanto al Bitoque, lo tengo en tareas pendientes ;-)
Un abrazo!
Cuantas txuletas nos habremos metido ahi superjau, muy buen restaurante.
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